domingo, 25 de abril de 2010

Puntos de experiencia

Pongamos que esto es un juego de rol, se trata de imaginar. Siente por un momento que te metes en mi piel. Tranquilo, te voy a poner en situación. Piensa que te encuentras en una fiesta universitaria, sí ya sabes, una de esas en las que todo el mundo va con la intención de acabar borracho. Estás ahí plantado en una lugar prudencial (entiéndase camuflado tras un ficus mustio del salón) , conteniendo la respiración y viendo como yo veo a un tío en el centro del comedor. No es un tipo cualquiera, corresponde a un patrón concreto de entre la fauna que acude a una fiesta. Digamos que él se encuentra en lo alto de la pirámide evolutiva. Imagínalo como el David de Miguelángel enfundado en unos pantalones tejanos G-Star y una camiseta negra ceñida de Emporio Armani. Mira atentamente sus ojos y comprueba que emana seguridad , que cuando decida entrarle a una chica no será para intentar acabar con ella en la cama sino para acabar con ella en la cama.
-Uff mírale, ¿Está o no está cañón?- Gracias Laura. A esto me refiero. Es un macho alfa, si pudieras recoger en un frasquito los millones de minúsculas feromonas que emite podrías venderlo a precio de oro, serías irresistible. Como lo es él.
-A mí no me marees, yo que sé si está bueno o no.- Le respondo a mi amiga Laura. Como si no lo supiese, como si fuese tonto. He nacido con ojos en la cara. Aunque los tíos nos escudemos en nuestra virilidad para despistar , si otro esta bueno lo sabemos, por supuesto.Y en caso de duda,
de no estar seguro de si ese otro tiene un “polvo” fíjate en la cara de tu amiga al contemplarle.
Bueno, como te decía, imagina que tú también le estás viendo, que calculas desde la distancia que cualquiera de sus brazos es tan ancho como tu cabeza. Puedes observar que la mayoría de las féminas que se encuentran a menos de cinco metros de él caen en su radio de influencia. Intentan beberse su cubata, atender a la conversación con su amiga, luchan para ponerse de acuerdo sobre qué color se pondrá de moda esta temporada, jugar a oráculos con las tendencias. Pero si lees entre líneas verás que en realidad sólo quieren cruzar su mirada con la de ese tío. Cazarlo.
En el lenguaje no verbal establecer contacto visual y mantenerlo es para ellas el equivalente a tirar un cebo al río esperando que lo muerda una carpa. Exactamente lo mismo. Pero el tipo del que hablamos no pica los anzuelos, en realidad les hace creer que pescan sin saber que ya han caído en sus redes. Fíjate, apenas levanta la cabeza y mira despistado por la ventana, a veces saluda a algún amigo que se le acerca, le toca con su halo mágico,con dirigirte la palabra te revalorizas. Y sus colegas lo saben. Yo le conozco, es un maestro del despiste, consciente de que para suscitar interés entre las chicas debe pasar de ellas, ofenderles en una conversación, escupirles a la cara. Si tienes antecedentes penales ganas puntos, claro. Aunque esta vez es diferente. Sigue ignorándolas pero porque espera a otra, a una que ha ido al lavabo y que ha llegado con él al local. A una chica rubia y delgada que al volver le planta un beso poniéndose ligeramente de puntillas. A una chica que hasta hace una semana era mi novia. Mi novia está con ese tío.
-No dejes que te afecte-Me dice Laura. No tranquila no me afecta, para que a uno le afecten las cosas debe tener pulso y a mí ahora mismo me han arrancado el corazón, lo han puesto entre sus bocas y han tirado de él como si fuera un bistec crudo. No tranquila no me afecta.
-¿Que me afecte el qué?-Le digo mientras intento sonreír, aunque sólo consigo dar miedo.
De esto se trata. De enfrentarse a un monstruo final con un solo punto de vida, tu personaje tullido y la magia agotada. Aunque como en todo juego de rol que se precie tengo compañeros. Y un plan. Mis amigos le distraerán y yo hablaré con ella. Ya, a mi también me parece algo rudimentario, pero es lo que ha salido en una tarde. Tengo que conseguir una última oportunidad, para ello debo reorganizar a mi equipo y prepararlo para la batalla.
Pego un barrido y localizo a mi paladín cerca de un altavoz, dando palmas.
-Pepelu,¡Eh Pepelu!-Le grito intentando remontar a la música. Pepelu sigue con las palmas.
-¡Qué pasa tío!¡Ponen buenos temas eh!-Me grita sin dejar de dar palmas. Pepelu no sabe bailar. Si buscas el adjetivo “arrítmico” en el diccionario probablemente encontrarás una foto al lado, fíjate bien en el tío que sale en ella, en esa cara regordeta y esos ojos sin inteligencia aparente, es Pepelu.
-Oye ¿No habíamos quedado en que me echaríais una mano?-Le recrimino poniendo cara de mala leche, es la que mejor me sale esta noche.
-Dame un minuto que esto ya casi lo tengo-Lo que en realidad significa que va a pasarse el resto de la noche pegado al altavoz y con el casi lo tengo se refiere al grupito de tres chicas de al lado que tras verle dar palmas han empezado a pensar que tiene algún tipo de trastorno obsesivo-compulsivo. Pero eso no le importa, él sigue a lo suyo, cuando la música es más cañera da palmas rápido y cuando ponen una lenta aplaude más despacio. Como le conozco sé que de aquí a un par de minutos iniciará el asedio al grupito de tres, dirigirá las palmas hacia ellas sonriendo, y aunque para el resto sólo serán palmadas para Pepelu significarán versos de amor: Clap “Hola cariño”, Clap “Me gustas tanto”, Clap “Tienes unos ojos que me hipnotizan”, Clap “Quiero follarte”. Con trastorno obsesivo-compulsivo quizá me quedo corto.
-Te espero con Laura-Le digo.
- ¿Dónde vas con esa cara? Anímate, baila un poco- Me dice sin despegarse del altavoz. Bailar, búscalo en el diccionario Pepelu, búscate dando palmas.
Ahora tenemos una baja, ya no somos un trío, pero aún contamos con el hechicero, Edgar debe estar en alguna parte. Regreso a la casilla de salida, Laura tiene a un par de moscardones revoloteándole.
-Cariño ven un momento- Moscardones espantados.
-Oye ¿Tú eres tonto o qué te pasa? Estaba hablando con esos dos.-
-Deberías darme las gracias por haberte salvado del par de sosos-Le digo pellizcándole en la cintura, eso siempre consigue quitarle el mal humor.
-Como compensación tienes que invitarme a una copa- Me suelta con cara de palo, aunque veo en la comisura de sus labios que ya se le ha pasado.
-Esto va en serio Laura, dime que has visto a Edgar- Laura me gira la cara y señala con el índice en dirección contraria. Directamente a los lavabos.
Montar una fiesta en casa de alguien cuyos padres se han marchado implica que el orden natural de algunos elementos de la misma se alteran. Uno de esos elementos son los lavabos.
Para empezar no hay distinción de sexos, es imposible determinar que el del piso de arriba sea el de las “niñas” y el de abajo el de los “niños” porque una fiesta universitaria conlleva anarquía. Además de que sería aburridísimo. Normalmente el lavabo del piso inferior está a reventar y la gente suele limitarse a esperar para hacer sus cosas. En el de la planta superior es donde se forjan las leyendas.
-¿Edgar dónde te metes?¿Qué haces en el lavabo de arriba?-Le digo hablándole desde detrás y mirándole a la cara a través del espejo.
-El espacio es algo relativo, el lugar en donde estás lo determina tu mente, es la magia de la subjetividad-¿Sabes cuando te llega el olorcillo de que algo se está quemando sin saber qué exactamente? Pues ahora mismo ese tufo me está llegando.
-Contaba contigo Edgar, esta tarde lo hemos estado preparando con Pepelu-
-¿Ellos también te persiguen?-Me dice estirando los brazos y agarrándome los hombros con las dos manos.
No debo haber escuchado bien.
-¿Tú también crees que ellos nos observan?- Me dice mirándome en el reflejo del espejo. Ellos. Sé que no debería preguntarlo, que se convertirá en la típica pregunta de la que uno se arrepiente en cuanto sale de la boca.
-¿Quienes son ellos?-Te doy unos segundos para que recapacites Edgar,dime que te refieres a tus vecinos del quinto, a ese grupo que no paran de poner en la radio, no me importa si hablas de la policía o si es un nombre en clave para mencionar a la iglesia de la Cienciología.
-Ehhhhh- Borbotea completamente ido.
Te permito incluso que me sugieras a la CIA, o a los mormones, me vale con que sean los adventistas del séptimo día o los habitantes de raticulín.
-Ellos-Me dice señalando nuestras imágenes en el espejo. En él veo los ojos inyectados en sangre de Edgar, las ojeras de palmo y la boca moviéndose de lado a lado. Va hasta el culo, por la forma en la
que aprieta la mandíbula imagino que deben ser anfetas, aunque esos ojos... quizá se trate de LSD. Lo más probable es que sean ambos y algo extra de lo que no me sé el nombre.
Aferrarse a un clavo ardiente. Es la expresión más adecuada que se me ocurre mientras cojo su cabeza por las greñas hasta la pica del lavabo y empiezo a tirarle agua en la cabeza. Casi parece una escena bíblica .”A partir de hoy nace un nuevo Edgar, dejarás la senda de la perversión y volverás a ser un hombre de provecho”.
-¿Te encuentras mejor?- Le digo una vez le incorporo dándole unas palmaditas en la cara. La pregunta es cerrada. De sí o no. Por eso no me cuadra su cara de asombro, esa especie de pensamiento contenido. ¿Por qué frunces el ceño y te pones una mano en la frente?
-Broaghhhh-Ah vale,ahora nos entendemos, querías vomitarme encima. De la boca de Edgar sale un géiser de una sustancia compuesta por la hamburguesa de su cena, media fanta de naranja, un helado de fresa con sus correspondientes cacahuetes y unos veinte mililitros de bilis. Todo ello sobre mi camiseta beige. Ahora es mucho más beige.
Quemarse la mano con un clavo ardiente. Es la expresión que se me ocurre cuando me veo lleno de tropezones y me huelo las manos.
De nuevo más escenas bíblicas, la marea de gente se abre a mi paso. “¡Sí , yo soy Moisés! ¡Liberad a mi pueblo!” Me dan ganas de gritar de una punta a la otra. La gente se aparta al verme llevándose las manos a la nariz .Laura se limita a taparse la boca y a mirarme con los ojos muy abiertos.
-Mira esto es lo que ha cenado Edgar- Le digo a Laura estirándome la camiseta.
La boca tapada y los ojos muy abiertos.
-Creo que es una Big Mac- Continuo sonriendo y sintiéndome observado por el grupo de curiosos que ha formado un círculo, a una distancia prudencial, a mi alrededor.
La boca tapada y los ojos muy abiertos.
-¿Crees que se nota?- Y paso a su lado en dirección a mi objetivo.Ahora nos vemos Laura.
La parejita feliz está allí ,justo al otro extremo del salón, y aún no se han dado cuenta de nada.
Quizá les haya llegado algo de mi tufo. Yo en su lugar empezaría a oler que algo ha empezado a
quemarse en alguna parte. El asunto se simplifica por momentos, ni siquiera tengo que abrirme paso para llegar hasta ellos. El plan te preguntarás. ¿No tenías un plan? Sí, pero estaba abocado al fracaso, además, tú le has visto, ¿Crees que con palabras lograría convencerla para que volviese a mi lado? Sé un poco realista por el amor de dios.
Aunque haya perdido a mi paladín y a mi hechicero aún me queda un as en la manga. Cuando te lo cuente no me creerás. Resulta que he nacido con un extraño poder. Sí ya sabes ,como los personajes de DC o Marvel. Spiderman se engancha a las paredes, superman vuela, la masa puede aplastar un coche con las manos, flash corre a la velocidad del rayo.¿Y yo? Yo puedo absorber la vida. Es algo extraño, de alguna forma succiono el alma de quien me proponga. Es simple. No me mires así, ya te dije que no me creerías cuando te lo contase.
No es algo que me guste hacer, de hecho no es algo que practique habitualmente. Lo descubrí de niño, por casualidad, y casi me parecía divertido hasta que un buen día mis padres dejaron de comprarme nuevas mascotas.
Todas las cartas están sobre la mesa, ya sabes cual es el caballo ganador, el ataque definitivo, la invocación más demoledora.
La multitud me mira a medida que avanzo y se quedan paralizados. Están viendo una de aquellas cosas en la vida que hacen que dejes a un lado cualquier otra que tuvieras entre manos. Los buitres
olvidan por un momento a su presa, las leonas dejan de angustiarse por su rímel , los frikis dejan de preocuparse por su desdicha para regocijarse en la existencia de alguien más friki que ellos. Yo. Y el hilo mental de los presentes me llega nítido, calidad 5.1:
“Sí , va a ver a su ex y sí , es la que está con el tío cañón y sí, él sigue siendo igual de feo y sí, está manchado de vómito y sí, ese olor fétido es suyo”.
Le veo junto a ella y me fijo en su torso, es como el de esos maniquíes que se utilizan en las clases
de anatomía, viéndole estoy descubriendo músculos que ni siquiera sabía que existían. David contra Goliat, más referencias bíblicas.
Pero yo no voy armado con una onda sino con un kalashnikoff cargado.
Para que mi poder surta efecto deben pasar dos cosas: primero, debo tocar a la víctima y segundo, tengo que aspirar hacia dentro con mucha fuerza como cuando chupas del extremo de una cachimba, como si aspirase su alma a través de la piel. Más o menos.
-Hola, tú debes ser ...- Le digo al tipo mientras noto la mirada de ella abrasándome por el lado derecho. Su hilo mental me llega en Dolby surround igualito que cuando hacen la presentación de sonido en un cine:
“Oye supéralo ya, estoy con él , ¿No has visto que es más alto, más guapo y más fuerte que tú? Eso debería ser suficiente para la mayoría. Ni por asomo pienses que volveré contigo, ahora mismo sólo me arrepiento de que nos relacionen.¿Te has visto?”
Llega el momento de la verdad, extiendo la palma hacia él, iniciando el universalmente conocido gesto de encajar las manos. “Venga eres mejor que yo, estas con mi novia, tienes que darme la mano”.En sus ojos veo que de alguna manera inconsciente sabe que es un error, que será
la última cosa que haga, pero cuando eres el más popular te debes a tu público, las formas son tu vida o en este caso tu muerte. Empiezo a aspirar a un ritmo pausado pero constante. En unos segundos tras darme la mano caerá desplomado al suelo de una embolia, nadie podrá acusarme, el médico forense afirmará en su informe que el destino le jugó una mala pasada ,que sus padres le transmitieron unos genes defectuosos. La gente de la fiesta sabrá que yo soy el culpable.
Su mano avanza hacia la mía, a un ritmo extrañamente lento. No, no es miedo, sé que está saboreando sus últimos segundos de vida. Nuestros índices se rozan a un milímetro y sólo aspiro aire, de momento. Y en ese preciso instante, después del último redoble del último tambor, escucho una voz que me susurra al oído:
“Con la boca abierta pareces tonto.”
Es Laura quien tira de mí alejándome del “Michelangelo” y de mi ex, apartándome del murmullo de
la fiesta y es también Laura quien, una vez en la calle, me empuja contra la pared y me planta un beso. Y no uno corriente, no es un piquito donde apenas notas la electricidad de los labios sino un beso húmedo y profundo , un laberinto de lenguas que luchan por encontrar el camino hacia la garganta. Un BESO. Y mientras ella hurga en mi interior me llega una maraña de hilos mentales:
“Clap, bajo esta luz estás radiante, Clap ,estás preciosa con ese vestido ,Clap, ¿Llevas bragas?”
“¿Qué hago en el lavabo?”
“Me acaban de salvar la vida.”
“¿Qué tendrá esa Laura que no tenga yo?”

Ya te lo dije, regresa a la primera línea, se trataba de imaginar.
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